La temporada de invierno en la Región de la Araucanía es un espectáculo que se manifiesta cada año acarreando temperaturas que bajan de la barrera de los 0 grados, acompañadas de fuertes olas de viento y una lluvia que puede pasar de un simple chispeo a una estremecedora tormenta, símbolo de la fuerza de la naturaleza, de una región, y de una cultura.
Puede sonar cliché eso de que "cada estación tiene lo suyo", pero es en este pedazo de tierra dónde la frase cobra mayor sentido, pues la amplia gama de colores que ofrecen sus Parques en Otoño, las cristalinas aguas del Verano de la Laguna Arcoiris, o el renacimiento de la flora en primavera, constituyen una serie de expresiones naturales únicas. Y bueno, está el invierno, que cubre toda la tierra con un manto de nieve blanco, que se encarga de complicar a los aventureros hundiendo sus pisadas a la altura de las rodillas mientras azota los copos de nieve que caen del cielo contra sus rostros húmedos, pero obviamente no se detienen, porque existe un espíritu aventurero que impulsa a seguir y que sabe que la recompensa de ver una laguna congelada rodeada de araucarias milenarias, es más grande que cualquier tipo de cansancio.
Y de eso se trata un invierno en la Araucanía, de un constante desafío contra el clima, que en ningún momento llega a incomodar, si no que se transforma en un increíble detalle más del paisaje y aura que envuelve el territorio que nos recuerda lo pequeños y jóvenes que somos al lado de esta tierra que evoca constantemente el #EspírituDelFinDelMundo.
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